TRANSCRIBO EL TEXTO FINAL DE LA NOVELA
...
< Archer se sentó en el banco y siguió mirando a la ventana entoldada. Calculó el tiempo que le llevaría a su hijo subir en el ascensor. Se imaginó a Dallas entrando en la habitación. Después trató de imaginarse a las personas que habría en el salón... y entre ellas a una dama de pelo oscuro, pálida y morena, que levantaría rápidamente la vista, se incorporaría a medias y extendería una mano esbelta y larga con tres anillos. Pensó que estaría sentada en una esquina del sofá, con una mesa cubierta de azaleas a la espalda - “Para mí es más real aquí, que si subiera” - se oyó de pronto decir; y el temor a que esta última sombra de realidad perdiera su fuerza le mantuvo pegado a su asiento mientras transcurrían uno tras otro los minutos.
Permaneció largo tiempo sentado en el banco, mientras el crepúsculo se espesaba, sin apartar los ojos del balcón. Finalmente, la luz brilló en las ventanas, y un instante después un criado salió al balcón, bajó los toldos y cerró las persianas. Y, entonces, como si fuera la señal que esperaba, Newland Archer se levantó despacio y caminó de regreso a su hotel.>
Comentario:
¿Cómo trasponer visualmente este doloroso final, un final fundamentado en una secuencia de ideas, creencias, deseos, anhelos y miedos? Sería demasiado fácil y tramposo echar mano en este momento crucial sólo al recurso de la voz en off.
En este final Scorsese se está jugando el SER cinematográfico de la adaptación. Y es entonces cuando surge la idea genial: encadenar este alejamiento de Archer con respecto a la condesa con el precedente alejamiento en el encuentro frustrado en el faro. Y aprovecha que “la luz brilló en las ventanas” para hacer que Archer se deslumbre y el brillo del sol en los cristales se transforma en los ojos sobrecogidos de Archer, - y del espectador, añado - en otro brillo, el del sol del crepúsculo reflejándose en el mar mientras la condesa Olenska le da la espalda y él se juega toda su vida en una apuesta tonta e infantil que encubre su miedo a la transgresión de las convenciones en las que ha sido educado.
En este final Scorsese se está jugando el SER cinematográfico de la adaptación. Y es entonces cuando surge la idea genial: encadenar este alejamiento de Archer con respecto a la condesa con el precedente alejamiento en el encuentro frustrado en el faro. Y aprovecha que “la luz brilló en las ventanas” para hacer que Archer se deslumbre y el brillo del sol en los cristales se transforma en los ojos sobrecogidos de Archer, - y del espectador, añado - en otro brillo, el del sol del crepúsculo reflejándose en el mar mientras la condesa Olenska le da la espalda y él se juega toda su vida en una apuesta tonta e infantil que encubre su miedo a la transgresión de las convenciones en las que ha sido educado.
Ese brillo en las ventanas, transmutado por obra y gracia del talento de Scorsese, en el brillo del sol, sintetiza en un segundo la perfección de esta adaptación. Archer sabe, la condesa sabe y nosotros sabemos, que jamás subirá esas escaleras pero, sin embargo, cada vez que contemplamos este hermoso espectáculo no podemos dejar de aguantar la respiración esperando que Olenska se gire en el faro o bien que él, finalmente, se levante del banco, cruce la plaza y suba a ese piso en cuyos ventanales se ha reflejado el sol...
<iframe width="640" height="360" src="https://www.youtube.com/embed/uEpw7O6UWMQ" frameborder="0" allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen></iframe>
<iframe width="640" height="360" src="https://www.youtube.com/embed/uEpw7O6UWMQ" frameborder="0" allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen></iframe>