viernes, 18 de mayo de 2018

MARILYN MONROE . CANDLE IN THE WINd , Elton John



El culto de Marilyn Monroe en poemas, encendedores, estuches, llaveros, paraguas, maniquíes, cuentos, artículos, se multiplica. Y la ordinariez litográfica de Andy Warhol se replica inconmensurablemente en las murallas de cientos de ciudades desde antes de su muerte.

Una leyenda no se establece a partir de una vida ordinaria y tampoco desde una belleza pura, tiene que haber algo que la complemente con tortuosos e insospechados vericuetos. Incluso el azar.

Miro las Pin-UP girls de aquellos años y cualquiera de esas girls pudieren ser Marilyn. Nada las diferencia de ella en la partida. Todas ellas tienen la belleza torpe, ese dejo de vulgaridad y la amarga humanidad de las mujeres jóvenes y desnudas. ¿Qué la hizo distinta a todas?

Tal vez ella fue la que mejor pudo leer y transmitir lo que son los dibujos perfectos y casi líricos de las ilustraciones de las revistas especializadas en Pin -Up. Jessica Rabbit, la más sexy en la historia de las nenas de los cómics, se le parece.

Cuando se repasa su vida, la tentación absurda de involucrarse para cambiarla es poderosa. ¿Por qué? ¿Qué fibra nos toca su sonrisa, su inocencia suave, su mirada cómplice, su gesto lúdico? "Me hubiera gustado haberte conocido, pero era solo un niño."

Creí en mi adolescencia que ella era uno de esos fetiches al que uno se hace adicto, vaya a saber por qué mecanismo infantil. Dudaba de mi adoración por ella. Dudaba de la certeza de mi percepción, ni yo me la creía. Pero mientras mi idolatría se hacía cada vez más intensa y más callada, escuché a María Romero - comentarista de cine en la TV - decir: nunca he visto una mujer como ella de hermosa. Bellísima. Incomparable… Y lo decía con una admiración tan maternal y veraz, que me permitió asumir mi percepción como cierta y razonable, y no producto de una ilusión romántica ¿Quién era yo para dudar de mis intuiciones?

María Romero fue directora de la revista “cinematográfica y teatral” ECRAN, y experta en el rutilante Hollywood de Marilyn Monroe, Walt Disney, James Steward y Alfred Hitchcock, con quienes además, fue amiga y confidente.

Bastaría para cualquiera decir que la admiramos porque Marilyn es una diosa. Pero la admiramos, porque en la cima está destellando alguien que ha venido desde la humillación, desde el dolor y el bochorno. Ella es, el motivo ético para respetarla, una víctima dolorosa que carece de palabras para condenarnos y nos afrenta con su belleza, con los trayectos de su cuerpo, con la consistencia de su sonrisa, con su intimidad de soledad, con lo sinceridad de su vida que es un brutal testimonio y con el acto de su muerte.

El sinónimo de muerte es: sueño eterno. No existe un significado más explícito y perfecto para definir a Marilyn; un sueño eterno en quienes vivimos y vivirán amándola.

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Adiós Norma Jeane
aunque nunca te conocí
Tenias la gracia de sostenerte a ti misma
mientras aquellos arrastrados alrededor de ti
se arrastraban fuera de tu esencia
y susurraban en tu cabeza
Ellos te ataron a la rutina
y te hicieron cambiar el nombre.

Me parece que viviste tu vida
como una vela en el viento
sin saber a quien aferrarte
cuando empezó a llover.
Me hubiera gustado haberte conocido
pero era solo un niño.
Tu vela se apago antes de tiempo
Tu leyenda nunca morirá.

La soledad fue dura
El más duro papel que te toco interpretar
Hollywood creó una super estrella
y doloroso fue el precio que pagaste
Incluso cuando moriste
la prensa te acosó
Todos los diarios dijeron
que Marilyn fue encontrada desnuda

Adiós Norma Jeane
dijo el joven de la fila 22
quién te vio
como algo más que un símbolo sexual
y más que Marilyn Monroe.