domingo, 13 de mayo de 2018

LUCIO DALLAS - Caruso

Esta es la historia: 

Triste, con la mirada perdida en el Golfo de Sorrento, Caruso contemplaba el horizonte, que son las manecillas del reloj de su vida desvaneciéndose. Era 1921. Alejado de su esposa e hija por unas semanas, ante el cáncer que lo llevaría a la muerte, Caruso, se aferró al último suspiro de su vida; un amor imposible y platónico. 

Qui dove il mare luccica, 
e tira forte il vento 
sulla vecchia terrazza 
davanti al golfo di Surriento. 

Cultivó la ilusión - cómplices son el aire, la belleza y el encanto de Sorrento - que su salud podría mejorar. Él, el Maestro de renombre mundial, recibió muchos pianistas, aspirantes a cantantes y dio clases de piano a una muchacha de Sorrento. 
El piano vertical fue trasladado fuera, a la terraza de la suite. Desde allí, algunas tardes cantó sus arias y las canciones más famosas del repertorio napolitano clásico: "María Marì", "Vuelve a Sorrento", "La Boheme" de Puccini y "Tosca". 
Debió sentir también una enorme frustración al descubrir el intenso amor por una mujer y estar en el sitio desde donde se despedía del mundo. El amor era la muchacha que aprendía piano con él. 

uno uomo abbracia una ragazza 
dopo che aveva pianto
poi si schiarisce la voce,
e ricomincia il canto 

Te voglio bene assai 
Ma tanto tanto bene sai
É una catena ormai
Che scioglie il sangue tinto vene sai. 

Vide le luci in mezzo al mare, 
penso alle notti là in America 
ma erano solo le lampare 
e la bianca scia di un'elica 

Una noche de calor, no quiso renunciar a cantar para quien lo miraba con admiración, así es que - sintiéndose mal - acudió a la terraza con vistas a la bahía de Nápoles y el monte Vesubio Su canto fue una apasionada declaración de amor y sufrimiento; la mejor. 
Su voz era tan potente y perfecta, tan bella y rica en tonos, que los pescadores, oyéndole cantar y sorprendidos por la maestría de la voz regresaron al puerto y se quedaron anclados bajo la terraza del bello canto. 
Las luces de sus barcas parecían estrellas flotando en el mar. 
Caruso no perdió las fuerzas y cantó sumergiéndose en los ojos verdes de la muchacha apoyada en el piano. Esa noche su estado empeoró. Dos días más tarde, el 2 de agosto de 1921, moría en Nápoles. Tenía 48 años. 
Su cuerpo fue retirado sigilosamente del Grand Hotel Excelsior Vittoria de Sorrento por su esposa Dorothy y trasladado al Hotel Vesubio de Nápoles para evitar el bochorno del amorío. 

sentì il dolore nella musica, 
si alzò dal pianoforte 
ma quando vide la luna uscire da una nuvola 
gli sembrò più dolce anche la morte 

La canción de Lucio Dalla narra el drama de esa noche. La de un hombre enfermo que busca en los ojos de la muchacha un futuro imposible, un testamento de amor, un último concierto ante el mejor público; las estrellas, los pescadores y las luces del mar maravilloso de Sorrento. Y lo hace con lo mejor que le dio la vida; su voz. 
Así, en un proceso creativo providencial y extraordinario, solda diversas fuentes de inspiración; su deseo de dedicar una canción a Sorrento con el drama del gran tenor y su amor por el melodrama - porque "Caruso" es melodrama - y escuchamos y sentimos la maestría de Dalla. 
Lucio se fue al cabo de unos días, de la suite en el Grand Hotel Excelsior Vittoria pero llevaba en su maleta lo mejor de sus obras. 

guardò negli occhi la ragazza, 
quelli occhi verdi come il mare 
poi all'improvviso uscì una lacrima, 
e lui credette di affogare 

Nacido en marzo de 1943, Lucio Dalla fue toda una personalidad en Europa. Bajito, de barba rala y sombreros cambiantes, tuvo una notable reputación como compositor para el cine y la televisión. Clarinetista y tecladista. Displicente con la guitarra. Su voz se hizo notable con Caruso. 
Sus "humanitas", su sensibilidad, su habilidad para comunicarse con todos para escuchar y "sentir" los sentimientos de los demás y hacerlos suyos, provocó que Raffaele Lauro publicara la novela: "La canción Caruso - Lucio Dalla y Sorrento"; testimonio de la vida inusual, íntima y divertida del cantante de Bolonia. El título del libro se parece al título de mi post y seguramente en sus páginas se cuenta una historia parecida. 
Murió el 1° de marzo de 2012, tres días antes de cumplir 69 años. Su cuerpo fue encontrado por su compañero, el actor Marco Alemanno.
Vendrá del poeta Lucio  - Lucio el hombre, Lucio el bardo de la naturaleza, con sus pasiones, sus amores, su soledad, su melancolía y su maravillosa curiosidad infantil -  la magia de un Sorrento cargado de historias y mentiras que nos harán imaginar nuevos matices y nuevos escenarios de la vida.